viernes, 28 de octubre de 2011

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA


Amados alumnos que Dios les bendiga, hoy viernes continuamos con nuestra clase de Bibliología
Canonicidad y Autoridad



Los problemas relacionados con la formación del canon son grandemente simplificados por medio de una gran realidad, a saber, que la Biblia está presente, y presenta en evidencia su exhibición de la perfección divina. Así que el problema es solamente el de trazar retroactivamente, partiendo desde el punto provisto por la infalibilidad de las Escrituras. No hay ocasión para teorizar acerca de si es o no posible reunir una colección de escritos-de muchos autores cuyas vidas fueron vividas en diferentes países y a través de muchos siglos en un libro que sea digno de Dios. Un fenómeno tan estupendo ha sido realizado y su realidad no puede ser descartada. Una atención razonable a los hechos en cuestión mostrarán la verdad que el método empleado en la formación del canon de la Biblia es a la vez natural y sobrenatural. En esta obra hay una demostración de la coordinación de la determinación divina con la cooperación humana. Sin embargo, el elemento de la determinación divina es prominente en la formación del canon así como lo es en la dualidad de origen. La razón nos obliga a concluir que así como Dios ha producido el génesis de ciertos escritos incomparables, El también guiará, con igual fidelidad, no tan solamente en juntas esos escritos en una unidad y sin ningún error en su selección, sino que determinará su orden final en esta relación con el fin de que su singular continuidad pueda ser manifestada.
    Condiciones importantísimas y de largo alcance existieron al mismo tiempo en que se escribía la Biblia y se formaba su canon, que no existen  ahora. Es necesario dar reconocimiento completo a esas condiciones si es que hemos de llegar a una verdadera evaluación del problema de la canonicidad. Las Escrituras de ambos Testamentos fueron compuestas cuando habían muy pocas obras literarias en producción. No era entonces como es ahora en que todos los individuos escriben cartas con relativa facilidad, cuando un gran número de personas se esfuerzan en producir libros y cuando la producción de obras religiosas ha alcanzado proporciones sorprendentes. Había en aquellos tiempos muy poca competencia y comparativamente poca necesidad de eliminación. De aquellos pocos que podían escribir, solamente aquellos que fueron movidos por Dios exprimentarían el motivo imperioso que la inspiración imparte.
     En el caso del Antiguo Testamento, los escritos fueron producidos, principalmente, por hombres que estaban en autoridad sobre la vida religiosa y hasta cierto punto. sobre la vida civil del pueblo. Moisés fue reconocido como el representante de Jehová y el dador de la Ley. Sus escritos, como los de los profetas reconocidos, no eran nada más que la preservación en forma escrita de lo que había sido proclamado aralmente y con autoridad indiscutible. Fueron muy pocos los que resistieron el mensaje de los voceros reconocidos por Jehová.








Continuaremos la clase el lunes, que Dios les bendiga..

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