miércoles, 9 de noviembre de 2011

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

 



Amados alumnos que Dios les bendiga, hoy miércoles continuamos nuestra clase de Bibliología
Canonicidad y Autoridad


IV. LAS ESCRITURAS SON AUTORITATIVAS YA
QUE SON AUTENTICADAS POR EL SEÑOR JESUCRISTO
LA SEGUNDA PERSONA DE LA DEIDAD


     El término legal, "La Ley de Dios", es una de las designaciones propias y legítimas que se dan a la Biblia, y debido a que sugiere la idea del imperio o dominio divino, es una expresión adecuada y pertinente cuando se desea sabrayar la autoridad de las Escrituras.
     En cualquier gobierno que establece sus leyes teniendo en cuenta la libertad y el bienestar de sus súbditos, hay dos procedimientos ampliamente diferentes representados en el diseño de dichas leyes, es a saber, (a) el precepto, o ley, es escrito y acordado por legisladores y (b) dicho precepto o ley es mandatorio y operante cuando ha sido firmado por el jefe de estado-el presidente o rey de una nación. Este proceso es especialmente usado en gobiernos monárquicos como  el de Inglaterra donde existen relaciones establecidas entre el parlamento y la corona. Estos dos aspectos imperativos-la creación y ejecución de leyes por un lado, el asentimento real por el otro-no son en ninguna manera intercambiables ni deben ser confundidos.
    Estos hechos en relación al proceso mediante el cual las leyes civiles son ejercitadas, pueden servir como ilustraciones para poner en  perspectiva una de las características importantes de la base sobre la cual descansa la autoridad canónica de las Escrituras.
     Continuando con la misma analogía, se observará que el origen de las Escrituras como el alimento de Dios, la determinante influencia sobrenatural de los instrumentos humanos, y el control divino ejercido sobre un gran número de personas en armonía esencial que ha servido para separar y sellar los Escritos Canónicos, ha garantizado el edicto o ley perfecta, pero su carácter mandatario es grandemente favorecido por la autenticación y la aprobación real del  Rey de reyes.
    Ninguna consideración es dada en este momento a esas funciones y actividades que pertenecen específicamente a la humanidad de Cristo.
   Fué del lado divino de Su Ser que El confirmó la Palabra de Dios;  en el lado humano El estaba sujeto a ella. Como el auténtico corroborador de las Escrituras, Cristo no solamente era uno de los  muchos que hablaban bien de los Oráculos de Dios. De igual manera. El no estaba ofreciendo la opinión de un profeta, sacerdote o reyhumano, aunque El era todo eso por siempre. Su confirmación de las  Sagradas Escrituras era nada menos que la de la Deidad, la Segunda Persona  de la Santísima Trinidad. Esta sanción real por parte del hijo de Dios no añade nada a la inspiración o al carácter sobrenatural inherente en la Biblia y que ya estaba en ésta con anterioridad, lo que la aprobación de Cristo proporciona a la totalidad perfecta de la Biblia es la inconmensurable autoridad que proporciona la firma del rey sobre el edicto. Constituye un concepto equivocado el suponer que la autoridad de la Biblia se encuentra primordialmente ya sea en el hecho de la inspiración de los instrumentos humanos o en alguna acción por parte de Israel o de la Iglesia.




Continuaremos mañana que Dios les bendiga... 



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