jueves, 17 de noviembre de 2011

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA




Amados alumnos que Dios les bendiga, hoy jueves continuamos con la clase de Bibliología
Canonicidad y Autoridad











       En el sentido amplio del vocablo, como ya hemos indicado, el profeta era uno que anunciaba o proclamaba al igual que uno que profetizaba o predecía el futuro. El profeta siempre era lo primero y  solamente asumía la segunda responsabilidad cuando una necesidad específica lo demandaba. El título de profeta connota el recibir y proclamar el mensaje de Dios sobre cualquier asunto sin restricción en lo que concierne al tiempo de su aplicación. Los profetas del Antiguo Testamento continuarían hasta la llegada de Juan (Mt. 11:13) y laq abrupta terminación de éstos revela el plan divino tocante a un nuevo canon cuyos escritores proféticos debían de recibir su  comisión de Aquel que Juan anunciaría. Malaquías concluye con una mirada hacia el ministerio profético que Juan habia de cumplir en parte. "He aquí os envío al profeta Elías antres que venga el día de Jehová, grande y terrible" (Mal. 4:5), y hablando acerca de Juan, Cristo dijo: "Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir" (Mt. 11:14). Así es que el canon del Antiguo Testamento permaneció abierto hasta Juan, pero el del Nuevo Testamento fue cerrado con el último escrito del último apostól. El Antiguo Testamento en cuanto a su esperanza, estaba centrado en el primer advenimiento de Cristo. La esperanza del Nuevo Testamento está centrada en la segunda venida de Cristo; sus palabras finales provienen del mismo Señor Glorificado, "He aquí yo vengo pronto."  Y el escritor inspirado añade: "Amén, sí, ven, Señor Jesús."
      La Iglesia, o aquellos a quienes fue dado el Nuevo Testamento, se dice estar edificado en el fundamento de los apóstoles y profetas (Ef. 2:20), en lugar de decir que los apóstoles y profetas están edificados en ésta. La Iglesia no es la que ha derramado sonbre los hombres autoridad apostólica y profética, sino por el contrario, hombres escogidos, movidos por el Espíritu Santo, recibieron y proclamaron la verdad y la doctrina por medio de la cual la iglesia ha venido a existir y en la cual tiene que continuar hasta el fin de su peregrinaje terrrenal. Una cosa es autorizar y ordenar un profeta, y otra muy diferente es solamente reconocer lo que Dios ha constituido con  autoridad soberana. Ni la congregación del Israel ni la Iglesia, jamás ha funcionado fuera de esta última realidad mencionada.
     Puede concluirse, entonces, que el servicio más elevado que Dios ha puesto en manos de los hombres es el de profeta, y  transcendiendo el ministerio normal de un profeta estaba ese servicio,  encomendado a unos pocos profetas, por el cual ellos recibían y proclamaban aquellas porciones que por autorización divina iban a construir el canon de las Escrituras. Debido a que un ministerio profetico general de anunciar la verdad de Dios ha de continuar a través de toda esta edad (1 Co. 14:3; Ef. 4:11), es posible que la afirmación anunciando que las profecías "se acabarán" (1Co. 13:8) anticipase el cierre del canon del Nuevo Testamento; porque donde no hay un profeta divinamente designado y debidamente comprobado no hay Escritura para ser recibida y promulgada.



Continuaremos mañana que Dios les bendiga...

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