miércoles, 30 de noviembre de 2011

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA





Amados alumnos que Dios les bendiga, hoy miércoles continuamos con nuestra clase de Bibliología
ILUMINACIÓN








II. LA OBRA ILUMINADORA DEL ESPÍRITU SANTO


        El período de tiempo entre los dos advenimientos de Cristo es frecuentemente designado como la Era del Espíritu Santo, y es propio que así sea, ya que estos tiempos se caracterizan por la actividad y la administración del Espíritu. En estos días específicos también, el Hijo de Dios es bendecido en grado no pequeño por el hecho de que el Espíritu Santo habita en El, y el Espíritu reside en el cristiano con el fin de que ese poder sobrenatural pueda siempre estar a su disposición. Si no fuese por esta reserva y sufuciencia divinas, la manera de vida sobrehumana que ahora se espera de cada creyente sería algo imposible y, por lo tanto, un requisito inconsistente. Entre las operaciones efectuadas por el Espíritu en esta era están las de iluminar y enseñar a la persona en quien El habita. Esta recepción de la verdad no está limitada a las cuestiones comunes, sino que también se extiende a las "cosas profundas de Diso", y la experiencia del creyente cuando es enseñado por el Espíritu Santo es algo muy peculiar en este respecto, que el divino Maestro está dentro de su corazón y por lo tanto el creyente no oye una voz hablando desde fuera y a intervalos, como sucede con maestros humanos, pero la mente y corazón son despertados sobrenaturalmente desde adentro para comprender lo que de otra manera sería desconocido. Solamente necesitamos observar aquí que, por necesidad, este ministerio despertador del Espíritu puede ser grandemente obstruido por el pecado o por falta de espiritualidad por parte del hijo de Dios. Esta sola verdad explica la diferencia existente entre el cristiano espiritual que "discierne todas las cosas" y el cristiano carnal que no puede recibir las verdades más profundas y vitales que son comparadas a la vianda o alimento sólido (1Co. 2:15; 3:1-3).
    En el día de Su resurrección, Cristo anduvo junto a dos de sus discípulos en el camino a Emaús (Lc. 24:13-35) y se nos dice que El declaro y abrió las Escritura a aquellos discipulos Igualmente, la noche que Jesús apareció al grupo completo de los discípulos El les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras (Lc. 23:45).






Continuamos mañana, que Dios les bendiga...

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